Tenemos que ser responsables y realizar hábitos de vida que preserve nuestra salud.
En un mundo globalizado el ser humano vive continuamente expuesto a múltiples agentes externos como puede ser la contaminación ambiental, virus, bacterias, hongos y químicos tóxicos, que en determinadas épocas del año pueden afectar en mayor medida a nuestro sistema inmune.
El sistema inmune es una de las estructuras más complejas del ser humano, y si queremos que sea eficiente hemos de cumplir ciertos hábitos saludables.
Para el sistema inmune existen diferentes enemigos que podemos combatir cambiando nuestros hábitos de vida, estos enemigos pueden ser:
- Tabaco
- Cafeína
- Alcohol
- Sedentarismo
- Estrés
- Contaminación
- Alimentación desequilibrada.
Para saber si el sistema inmune está débil existen diferentes síntomas como pueden ser:
- Cansancio
- Debilidad o dolor muscular sin realizar actividad física previa.
- Fragilidad en cabello y uñas
- Heridas que no cicatrizan
Acciones para proteger nuestro organismo.
Las acciones principales han de ser la alimentación y el deporte, estas dos acciones son las que más influyen en la salud.
Si realizamos una alimentación equilibrada, con presencia de vitaminas y minerales necesarios, nuestro sistema inmune se mantendrá fuerte y sano, para ello nuestra alimentación debe de ser lo más completa posible e incorporar todos los micronutrientes necesarios. En este sentido es recomendable introducir en la dieta grasas monoinsaturadas, propias del pescado azul, frutos secos o aceite de oliva, al igual que el consumo de productos lácteos como el yogur o el kéfir que ayudan a incrementar las defensas.
Si a esta alimentación equilibrada le sumamos la práctica de ejercicio físico con regularidad aumentamos la eficacia de nuestro sistema inmune. Recomendable es el ejercicio aeróbico, el cual nos activa muchas partes del cuerpo a la vez, como puede ser correr, andar, montar en bicicleta o nadar.
Otro factor fundamental que influye de manera muy positiva e nuestro sistema inmune es el descanso. Dormir entre 6 y 8 horas al día es fundamental para nuestra regeneración celular.
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